Cómo vivir una aventura cornuda rica en sensaciones
¿Qué es una aventura cornuda desprovista de fusión afectiva? Para la esposa de un cornudo como para un cornudo, es vivir una aventura cornuda con el cómplice...

¿Qué es una aventura cornuda desprovista de fusión afectiva?
Para la esposa de un cornudo como para un cornudo, es vivir una aventura cornuda con el cómplice de la pareja de forma animal, sensual, poderosa. Una forma de entregarse plenamente, de aceptar que todo su ser sea arrastrado por la crecida de la invasión sexual. Es vivir entonces una sexualidad muy energética. La mente vacía, únicamente invadida por las sensaciones.
Este cuerpo a cuerpo con su amante solo es posible si no se está —o ya no se está— en una relación de dependencia afectiva con el otro. Mientras se permanezca en una sexualidad de tipo infantil, se enmascaran otras demandas mediante la relación sexual.
Así, algunas mujeres aceptan ser penetradas por un cómplice de la pareja solo para "retener" a su compañero de vida. En este caso, no se puede hacer realmente el amor. Es más como si uno se viera hacerlo, no se está totalmente "poseído" por esa crecida de energía sexual.
¿Cómo saber si se está en una sexualidad infantil y cuáles son sus consecuencias? Algunas parejas cornudas han construido su complicidad a partir de una demanda muy afectiva —vinculada a un defecto de apego materno (se necesita estar pegado al otro, hacer cuerpo con él, toda separación es dolorosa...)—, el impulso cornudo se inscribe en esta carencia.
El individuo espera entonces a quien finalmente pueda satisfacer todas sus necesidades. La búsqueda del cómplice responde más a la necesidad de poseer una pareja que a encontrar un cómplice que le excite.
Por tanto, se tiene la mente "ocupada" por:
- los fantasmas: "Es él (ella) quien me amará toda la vida",
- las proyecciones: "Él (ella) quiere que le haga esto",
- las suposiciones: "Si él (ella) no habla después, es que no estuvo bien".
Las personas muy fusionadas están en una inmensa expectativa de reparación por parte del otro, en una perpetua demanda de mimos; así, olvidan la dimensión "animal" del sexo.
Estas personas pueden formar parejas cornudas que funcionan muy bien al principio, tienen sensaciones muy fuertes a nivel sensorial, pero a nivel puramente sexual, no es muy intenso. La penetración, por ejemplo, alimenta sensaciones o fantasías, pero rápidamente los mimos y la ternura la reemplazan. La fusión agota el placer genital.
¿Cómo se expresa una sexualidad adulta? La expresión de una sexualidad adulta se realiza mediante una demanda sexual genital liberada de la necesidad de fusión afectiva. La pareja de un cornudo que se inscribe en una sexualidad adulta será por tanto menos dependiente de su compañero, será más curiosa sexualmente.
Esta curiosidad, aliada a la independencia afectiva respecto a su cónyuge, alimentada por impulsos sexuales fuertes, desemboca inevitablemente en la búsqueda de una sexualidad más auténtica.
Concretamente, cuando se es más adulto afectivamente, se busca a compañeros sexuales que puedan responder energéticamente a nuestros impulsos. Se siente más libertad para tener un cuerpo que comunica intensamente a nivel genital; el ideal tan buscado por muchos cornudos para sus medias naranjas.
¿Podemos todos acceder a esta plenitud sexual? La primera regla es decirse: ¡evolucionemos! En la vida, hay que convencerse de que las cosas no cambiarán si no las cambiamos nosotros mismos. Y esto es aún más cierto en las prácticas cornudas.
Habría que lograr descondicionarse: olvidar todos los modelos existentes —pareja, familia, fidelidad— para intentar estar en una búsqueda auténtica de realización personal.
Aceptar la idea de que la sexualidad es autónoma, que se basta a sí misma, y que solo necesita una gran libertad mental. También es esencial aprender a conocer bien el cuerpo, cómo funciona, y también con quién funciona bien...
Sentimientos y práctica cornuda, ¿qué está en juego? Al inicio de una aventura cornuda, está el impulso, el deseo de sexo como en una relación sexual de una sola noche. Sin embargo, muchos temen dejarse llevar a hacer el amor de forma animal porque estas personas asocian esta intensidad física a la ausencia de sentimientos.
Piensan que es una experiencia deshumanizante cuando es todo lo contrario. Cuando se está en una sexualidad animal con uno o varios cómplices y uno se permite abandonarse totalmente, superar sus bloqueos, sus prejuicios, es la prueba de que realmente se ha elegido y reconocido a su compañero cornudo, aunque sea de modo inconsciente.
¿Hombres y mujeres conciben la intensidad sexual de la misma forma? Es muy difícil establecer una frontera clara entre ambos sexos, todo depende de la historia personal de cada uno. Jean-Michel Fitremann tendería más bien a agrupar individuos en tres familias.
Esquemáticamente, existen:
- Los "totalmente fusionados": son hombres y mujeres en busca de seguridad afectiva que privilegian aventuras cornudas hechas de atenciones, dulces y mimos más que sexuales.
- Los "fantasmáticos" que buscan sensaciones precisas mediante escenarios de erotismo particular construidos a partir de sus fantasías personales. Las esposas de cornudos buscan allí calmar el exceso de emociones, los cómplices un consumo sexual sin inversión afectiva.
- Los "genitalizados" que desean en el cómplice de la pareja un cuerpo cálido, vibrante, "responsivo" para dejarse llevar completamente. Esperan que el sexo los transporte físicamente.
¿Se puede cultivar esta intensidad en la práctica cornuda? No, porque el impulso sexual no es predecible. ¡Puede funcionar solo una vez! Sin embargo, quienes tienen las mismas expectativas de sexualidad genital siempre tienen ganas de ir más lejos. Esta energía no se cultiva mediante tal o cual técnica o práctica.
Lo que hace la fuerza de una relación sexual plenamente satisfactoria es el deseo, la energía que se pone en ella, la desaparición de lo mental, la pérdida de los condicionamientos y el impulso instintivo que se acoge completamente.
Entonces, se tiene un cuerpo "impulsivo", que quiere, da y pide mucho. Uno se siente libre, respira, se mueve. ¡Es muy alegre!
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