Incorporar un cómplice en su relación de pareja

Este artículo está dirigido a las esposas de cornudos que desean integrar a otro hombre en la intimidad de su pareja. Integrar a un hombre en la intimidad de...

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Incorporar un cómplice en su relación de pareja

Este artículo está dirigido a las esposas de cornudos que desean integrar a otro hombre en la intimidad de su pareja. Integrar a un hombre en la intimidad de la pareja, ¿cuáles son las implicaciones? Para una mujer que ha decidido abrir su sensualidad y su sexualidad a la práctica del cornudo, es una cuestión fundamental.

Es importante precisar que, aunque tu pareja imagine que disfruta mucho viéndote o sabiendo que estás con otro hombre, eso no impedirá que a veces sienta una punzada de celos o sea asaltado por dudas. Espero sinceramente que estos consejos os permitan apreciar los beneficios mutuos que la práctica del cornudo con el cómplice de vuestra pareja puede aportar a vuestra relación.

El objetivo no es convertiros al cornudo, sino más bien estimular vuestra imaginación y abrir vuestra libido a nuevos placeres para acentuar la complicidad de vuestra pareja compartiendo deseos cornudos.

¿Cómo poner en marcha una fantasía conyugal? En primer lugar, os invito a hacer entender a vuestra pareja de vida que estáis dispuestas a compartir el placer de la intimidad de vuestra pareja con uno o varios cómplices; así experimentaréis el deseo de abrir vuestra pareja a nuevas prácticas y os orientaréis naturalmente hacia una sexualidad más recreativa.

Hacedle descubrir el tipo de fantasías que os excitan: vuestro marido y un cómplice viéndoos disfrutar solas, vosotras, la esposa realizada, disfrutando estimulando simultáneamente su virilidad, vosotras solas con otro hombre en ausencia de vuestro hombre, vosotras y él con varios cómplices.

Dejad correr vuestra imaginación y aceptad las fantasías que la estimulen. Sabed que para vuestra pareja, el hecho de que os atreváis a expresar lo más íntimo que tenéis es una de las mayores muestras de confianza y amor que podéis darle. Puede que ya haya intentado persuadiros del interés de practicar el cornudo.

Ahora os toca a vosotras indicarle que estáis de acuerdo en probar. Sin embargo, necesitáis conocer con más detalle sus motivaciones profundas y las fantasías que lo habitan para haceros una idea más precisa de las fantasías que quiere vivir y de su realismo.

También puede que no sea él el origen de este deseo de abrir vuestra sexualidad en pareja a una tercera persona. Igualmente es posible que seáis vosotras quienes deseéis lanzar la idea.

En este caso necesitaréis abrir progresivamente su mente a este tipo de práctica. Mirad juntos las películas de autor que encontraréis en nuestra sección de cultura y cornudo en el capítulo de películas. Si conecta con alguna de esas películas, elegid luego películas pornográficas que incluyan escenas que reflejen lo que os excita.

También podéis compartir la lectura de nuestro sitio web o de revistas de relatos eróticos que aborden el tema del cornudo o del trío. En estos momentos de complicidad, esforzaos en hacerle compartir el placer y la excitación que experimentáis.

De hecho, cuando veáis películas o leáis historias que aborden ese tema, decidle que os excita y observad su reacción. Preguntadle qué piensa de una sexualidad en pareja recreativa orientada a la introducción de un cómplice masculino en vuestra sexualidad de pareja, ya sea en forma de cornudo o de trío.

Una vez que hayáis dado una respuesta favorable a su deseo de experimentar una sexualidad multipareja o después de que le hayáis hecho partícipe de la excitación que ciertas escenas de trío o cornudo suscitan en vosotras, estad atentas a su comportamiento en los días siguientes.

¿Está totalmente entusiasmado con las nuevas posibilidades que se le presentan? ¿O toma conciencia, tras una reflexión madura, del sentimiento de celos que podría resultar?

Quizás queráis hablar más sobre cómo ambos tendréis que enfrentaros a un sentimiento de celos que podría nacer y que iría mucho más allá de lo que imaginasteis. También tendréis que poneros de acuerdo sobre cómo comunicaros en vuestra pareja respecto a los límites que podríais desear imponer a vuestra complicidad sexual mientras esta evoluciona hacia una sexualidad ampliada.

¿Cómo preparar la elección de vuestro cómplice? Siempre debéis tener presente que las aventuras que imagináis o que planeáis realizar deben ser compartidas. Compartidas entre vosotras y vuestro marido, o entre vosotras y el hombre de vuestra vida.

Desde el principio poned de acuerdo sobre quién elegirá al cómplice de vuestra pareja que invitareis a vuestra práctica del cornudo. ¿Será él quien invite a un cómplice a compartir vuestro lecho conyugal? ¿Seréis vosotras quienes creéis las condiciones para un encuentro cornudo con una persona que os guste y a la que habréis seducido?

También podéis, si sois cómplices, crear una lista de personas que os gusten y que os gustaría iniciar en el papel de cómplice de vuestra pareja. Igualmente podéis poneros de acuerdo en un método que os permita identificar a un individuo que pueda gustaros. Así podéis definir cuál será el origen de vuestras futuras incorporaciones: en clubes tradicionales, en vuestras relaciones profesionales, a través de vuestros amigos, juntos o individualmente.

¿Cómo preparar el encuentro? Una vez que hayáis considerado el lugar donde iréis a seducir a vuestros futuros cómplices, precisad las características que podría poseer vuestro futuro cómplice para seduciros: ¿Debe ser imprescindiblemente alto? ¿Debe ser joven o mayor? ¿Casado o soltero? ¿Son posibles los encuentros de tipo exótico?

Vuestra pareja también puede preguntaros con qué persona os gustaría comenzar esta práctica. Podéis invitarlo a encargarse de la puesta en marcha de una oportunidad para realizarla. También podéis poneros en contacto con parejas que practican el cornudo desde hace muchos años para estar más tranquilas sobre las modalidades que ambos deseáis poner en práctica para realizar vuestro deseo cornudo.

Desde mi punto de vista, la preparación y organización del próximo encuentro genera mucho placer y estimula muy fuertemente el deseo cornudo. El hecho de hablar de ello juntos, de crear una complicidad onírica, es muy estimulante para la libido de vuestra pareja. Conozco mujeres que han fantaseado durante mucho tiempo con la idea de tener una aventura cornuda o, más concretamente, un trío antes de decidir conjuntamente con sus maridos pasar a la acción.

Disfrutando con la idea de alargar este periodo previo al paso al acto. Sin embargo, no olvidéis que no es bueno fantasear demasiado tiempo. Una duración excesiva desacredita vuestra voluntad de vivir esta práctica. Juntos o individualmente podríais crear expectativas demasiado grandes sobre la realización de vuestra fantasía común.

Sin embargo, a veces resulta necesario retrasar la realización de una primera aventura cornuda debido a imperativos familiares o condiciones que requieren discreción y anonimato. A veces es necesario desplazarse a una ciudad alejada de vuestro lugar de residencia.

También hay que considerar que una primera entrevista tenga lugar antes de contemplar cualquier placer físico. Esta entrevista puede involucrar a la pareja y a su cómplice, o a cada uno de vosotros en compañía del cómplice. Esta primera entrevista tiene como objetivo poner a todos cómodos asegurándose de que el deseo está presente.

¿Una aventura con quién? Aunque elijáis a alguien que sea un amigo cercano de uno u otro de vosotros, a menudo se necesita cierto tiempo para establecer una oportunidad satisfactoria (una fecha común, una cena especial, una noche de quedarse juntos en algún sitio, etc.) donde el deseo surge naturalmente en la relación.

Muy a menudo, muchas mujeres que se han abierto a la práctica del cornudo a través del trío han elegido como cómplice de su pareja a una persona que era un amigo cercano suyo o de la pareja. Conozco hombres que han compartido a sus mujeres con sus hermanos o compañeros de trabajo.

A menudo, una esposa deseosa de soltarse necesita que la ponga en confianza una persona que conoce bien. En este caso, el número de cómplices de la pareja se limita a 1, 2 o incluso 3 amigos relativamente cercanos o muy cercanos, sabiendo que nunca invitaría a un extraño en su lecho conyugal.

Cuando se elige a un amigo o familiar cercano y la complicidad funciona, la relación a menudo puede durar años. Suele sonar como una evidencia y generalmente esta relación puede continuar indefinidamente, a menos que una de las partes muestre poco altruismo, o hasta que las circunstancias cambien para una u otra de las partes.

Otras mujeres, en cambio, rechazan absolutamente la idea de invitar a una persona que conozca a su pareja. Cada uno de nosotros es diferente y, como tal, muestra exigencias diversas y variadas.

¿Una aventura de qué tipo? Preguntaos si deseáis una aventura puntual o, por el contrario, una relación continuada con el cómplice de vuestra pareja. Es evidente que una relación tripartita exitosa a largo plazo es excepcional porque es extremadamente rara. Pocos cornudos contemplan establecer una relación triangular a largo plazo. Muy a menudo la relación tiene lugar entre una pareja establecida desde hace tiempo y una pareja ocasional que se une a ellos por placer. Es un gran clásico de las aventuras cornudas.

Cuando un desconocido es objeto de la codicia de vuestra pareja, puede ser tan bien un asunto de una noche como transformarse en una relación continuada con placer repetido para todos. A menudo, las parejas que desean descubrir la práctica del cornudo con una aventura de una noche descubren una nueva forma de amistad y complicidad que desean perpetuar en el tiempo con nuevos encuentros con el mismo cómplice.

¿Un renacimiento de los sentimientos? Nunca olvidéis dejar que se exprese naturalmente la feminidad que os caracteriza sin temer la mirada de vuestras parejas. La mayoría de las mujeres experimentan así una intensa satisfacción sexual enriquecida por el descubrimiento de un intercambio de emociones y deseos que a menudo se asemeja al sentimiento amoroso.

Al principio es muy perturbador, luego, con el tiempo, los temores desaparecen para dejar paso a una profunda complicidad conyugal enriquecida con sentimientos hacia uno o varios cómplices de la pareja. Por eso la mayoría de las mujeres que practican el cornudo nunca se cansan de disfrutar de más de un hombre a la vez.

Mi esposa atravesó estas emociones en los primeros años de su plenitud sexual. Los hombres parecían menos propensos a mostrar una sexualidad disociada del sentimiento amoroso. A menudo confundían rivalidad y virilidad. Con el tiempo y la madurez, los hombres hoy parecen más capaces de apreciar el sexo por lo que es y disociar estas experiencias de sus relaciones afectivas.

Una vez que hayáis decidido abriros a una sexualidad en pareja recreativa, nunca hagáis comparaciones entre vuestro esposo o compañero de vida y los cómplices que puedan cruzar vuestro camino. Esto sin duda os llevaría a debilitar o incluso destruir el ego de vuestra pareja de vida, con todas las consecuencias que eso puede suponer.

¿Cómo preservar la virilidad de vuestro cónyuge? Debéis hacer todo lo posible por halagar y valorar la virilidad de vuestra pareja de vida mediante un comportamiento muy demostrativo del amor fuera de lo común que sentís por él, muy lejos de las simples muestras de afecto que muestran muchas parejas.

Recordad que la virilidad de un hombre es algo muy frágil y que siempre debéis poder expresaros libremente. Expresad, pues, el placer que habéis sentido, el deseo que habéis sentido a vuestro marido. Sin embargo, evitaréis cuidadosamente (salvo petición expresa de vuestro cónyuge) comparar la eventual mediocridad de sus actuaciones con las cualidades indudables de vuestro amante.

Nunca olvidéis, ante todo, que vuestras aventuras cornudas deben compartirse con vuestro cónyuge. Vuestras aventuras son un material fantástico excepcional que acentúa vuestra complicidad y estimula vuestro placer cuando volvéis a estar juntos en pareja. Si no es así, no es una aventura cornuda satisfactoria para vuestra pareja.

¿Cómo compartir el placer sentido? Si el pene de vuestro cómplice es más largo, si os penetra más profundamente y os hace mucho bien, comentádselo a vuestro marido o novio; decidle que os da un placer enorme pero que no es más intenso que con él.

Si la polla de vuestro cómplice es muy gruesa, decidlo a vuestra pareja, pedidle que mire cómo os abrís a vuestro cómplice para él. Decidle que lo sentís bien, que os llena y os da un placer enorme y, sobre todo, no olvidéis agradecerle poder vivir tales emociones.

Besarle para que sienta y experimente los movimientos y reacciones de vuestro cuerpo. Aseguraos de que sea consciente de que apreciáis esta nueva aventura pero que él seguirá siendo siempre el número uno en vuestra lista de amantes.

Luego, al volver de una aventura cornuda con un amante especialmente dotado o bien dotado, dejad la iniciativa de la pregunta sobre las medidas de vuestro cómplice y el placer que habéis sentido a vuestro marido.

Vuestro marido debe seguir siendo el centro de vuestra vida. Durante estas aventuras que os colman, nunca olvidéis dejar a vuestro esposo como maestro y responsable de vuestra sexualidad cornuda.

Es una forma de tranquilizarle y reafirmarle que no está fuera de juego para vosotras; al contrario, sigue siendo la clave de vuestra plenitud. Por muy macho que pueda parecer un hombre, necesitan afirmar su virilidad cuando estáis solos, incluso si ellos son el origen de la práctica.

A pesar de lo que acabo de decir, como mujer, debéis seguir siendo dueñas de vuestra sexualidad y de las elecciones que hagáis al respecto. Si sentís que habéis alcanzado un límite más allá del cual la virilidad de vuestro cónyuge podría verse afectada duraderamente, haced todo lo que tengáis que hacer como mujer para tranquilizarle respecto al amor que le tenéis y la perdurabilidad de vuestra pareja.

Luego, cuando su ego se haya recuperado, volveréis a necesitar afirmaros sexualmente. Entonces tendréis que hacerle entender que vuestras experiencias anteriores os han enseñado que jamás podréis serle fiel y tener relaciones solo con una persona. Que habéis descubierto gracias a él el placer de tener varias parejas sexuales a la vez.

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