A Pesar de Mí, Me Gusta

Me presento, Sylvain, 28 años, casado desde hace 3 años con Élodie, quien tiene 24 años después de 4 años de convivencia. Élodie es una bella joven rubia de ojos azules, mide 1,65 y pesa 56 kg, con unos senos muy hermosos.

Tímida y reservada, carece totalmente de confianza en sí misma pero encarna la amabilidad y la dulzura. Sexualmente es muy convencional para mi gran desesperación, aunque me encanta hacerle el amor.

Este verano tuvimos la oportunidad de ir de vacaciones a Córcega a casa de Jacques, de 50 años, un compañero de trabajo que tiene una casa en Calvi. Soñábamos con visitar Córcega desde hacía mucho tiempo y nos ofreció su casa gratuitamente.

Llegamos el sábado a las 12 h. Jacques nos recogió en el aeropuerto y nos instaló en su hermosa casa, donde el apartamento de abajo estaba reservado para nosotros, junto con un vehículo.

Durante 3 días Jacques no estuvo presente, luego regresó y nos mostró las bellezas "extraordinarias" de Córcega. Jacques y Élodie tenían muchos puntos en común como la naturaleza, el arte, etc. Sus conversaciones duraban horas. Un día, yendo al mercado juntos, Jacques me felicitó por haber elegido casarme con Élodie, a quien encontraba bella e inteligente.

Durante la charla me confesó que su timidez resultaba muy atractiva sexualmente y que le fascinaba su pecho, que adivinaba bajo el traje de baño o las camisetas. Añadió que era el tipo de mujer que adora el sexo en general.

Le confesé que solo había estado conmigo y que era muy tímida sexualmente. Se rio y me dijo: "Estoy seguro de que está caliente pero no se atreve porque eres su marido". Le respondí: "Tonterías, ella es seria y así es".

Me dijo: "Apuesto a que si me dejas una noche entera con ella, la desbloqueo". Confiado en mí y en ella, acepté la apuesta.

Al día siguiente por la noche, después de un paseo diurno y una buena cena preparada por Jacques, y tras haber bebido bastante, retomaron una larga conversación.

Ella se ausentó un momento para ir al baño. Jacques me dijo entonces: "¿Estás listo para la apuesta?" Confirmé mi acuerdo. 10 minutos después, alegando cansancio, fingí irme a dormir.

Nuestra habitación daba al otro lado. Subí a la habitación de Jacques en el piso superior, justo encima de ellos. Tras abrir la ventana, escuché y vi a mi mujer y a Jacques conversar. Bebieron mucho, lo que me sorprendió viniendo de mi esposa.

Entonces Jacques le confesó que la encontraba muy hermosa y que le excitaba mucho. Ella rio y dijo: "¿Ah sí? ¿Tanto?" Él respondió: "Peor que eso, de hecho voy a tirarme al agua para no arder". Se levantó y se zambulló vestido. Ella rio al verlo lanzarse así y lo llamó loco.

Al salir del agua, ella le preguntó si eso le había calmado. Respondió: "No realmente". Se quitó la camiseta y se la lanzó. Ella reía mientras él se acercaba e hizo como si le hiciera un striptease. Ella se moría de risa.

Se bajó el pantalón quedando en calzoncillos, cubriéndose con una toalla. Ella exclamó: "¡Esta noche estás completamente loco!" Luego se giró, se quitó los calzoncillos manteniendo la toalla en la cintura, y se los lanzó.

Ella tomó los calzoncillos y dijo: "Mmm, qué programa". Él se acercó mucho, abrió los extremos de la toalla antes de cerrarlos de nuevo y contoneó sus caderas retrocediendo. Ella exclamó: "¡Oulala! ¿Soy yo quien te pone así?"

Él dijo: "Sí, te lo advertí". Luego se sentó frente a ella y preguntó: "¿Te sorprende?" Ella respondió: "¡Claro que sí! Estás loco, mi marido está aquí".

Él preguntó: "¿Ya lo has engañado?" Ella dijo: "No, nunca, lo amo". "¿Y esta noche no quieres intentarlo?" Ella respondió: "Si no estuviera casada, ¡te confieso que...!"

Él dijo: "¿Te apetece verme masturbarme frente a ti? No haces nada, solo miras, eso no es engañar". "Vale", dijo ella, "no sé, estás loco".

Él dijo: "Mira". Abrió la toalla y se levantó. Estaba erecto. Comenzó a acariciarse. Aparentemente estaba muy bien dotado.

Tras 2 minutos, le preguntó si le parecía agradable. Ella dijo que era hermoso. Él preguntó si su pene le gustaba.

Ella admitió que el tamaño la sorprendía pero que sí. Él dijo: "¿Puedo pedirte algo personal?" Ella asintió. Él pidió ver sus senos. Ella aceptó y desabrochó su blusa.

Él exclamó: "¡Qué maravilla!" Luego, tras 3 minutos, se acercó diciendo que lo volvía loco. Puso una mano en su seno derecho, lo acarició y frotó su pene contra su pecho. Ella dijo: "Estás loco".

Él respondió: "Shhh, déjame hacer". Se inclinó y besó sus senos, luego se levantó y frotó su pene contra ellos de nuevo. Dijo: "Tómalo y acarícialo". Mi mujer lo tomó y lo masturbó.

Él preguntó si le gustaba su pene. Ella dijo: "Sí, mucho". Él ordenó: "Pónlo entre tus senos y mastúrbame con ellos". Ella obedeció en silencio.

Él dijo: "Tus senos son perfectos para esto, pero confieso que quiero tu boca". Ella dijo: "No, no deberías". Él respondió: "Shhh, chúpamela, verás que es muy buena".

Luego puso su pene en sus labios, tomó su cabeza y se lo metió en la boca. Murmuró: "Así, chúpame bien", "vuelve a ponerlo entre tus senos", "chúpame". Mi mujer obedecía en silencio.

Luego la ayudó a levantarse y la tendió sobre la mesa. Le presentó su pene nuevamente mientras ella lo chupaba y él la acariciaba bajo la falda. De repente dijo: "Espera". Sacó su polla y eyaculó en su cara y boca en largos chorros. Luego la besó y dijo: "Ves, está rico, no te muevas". Se colocó entre sus piernas y le lamió el coño.

Ella tuvo varios orgasmos bajo su lengua. Luego levantó sus piernas y la penetró. La folló violentamente, diciéndole que era una buena mujercita a la que le encantaba la polla. Yo estaba loco, me puse como un toro. Luego la levantó, la puso a cuatro patas sobre un colchón de piscina y la tomó en posición de perrito.

Ella gozaba mientras él hablaba sin parar. De vez en cuando sacaba su polla para que se la chupara. Tras hacerla venir varias veces, intentó sodomizarla pero ella se negó alegando que era demasiado grande. Finalmente la folló de nuevo y la obligó a tragar todo. Tras un baño en la piscina y una copa de champán, ella subió a acostarse.

La continuación será pronto.