El Carnicero-Charcutero (Continuación)

16 de julio de 2025
4 min de lectura
0

Francamente, acababa de darme un placer inmenso y, aunque el salchichón tuvo buena parte de la culpa, creo que el hecho de ser el primer viejo (fuera de la familia) que disfrutaba de mi cuerpo añadía a mi excitación. Sin mencionar ese falso temor a que nos sorprendieran, situación que aprecio cada vez más.

Entonces se dirigió hacia el interruptor y volvió a encender la luz, lo que me permitió ver que iba sin pantalón ni calzoncillos. Su polla erecta rebotaba ligeramente al ritmo de sus pasos cuando regresó hacia mí.

Él: - ¿Te gustó el salchichón entre tus muslos? Yo: - Sí, señor.

Él: - Mira, también he cogido algunas chucherías que deberían gustarte también antes de que te folle.

Miré en el banco de trabajo y vi algunas salchichas finas. Una pequeña decepción se apoderó de mí; después de lo que acababa de introducirme, era escéptica de que esas pequeñas cosas me hicieran sentir bien.

Él: - Apóyate de nuevo en el banco de trabajo y abre bien las piernas, quiero seguir jugando.

Antes de retomar esa posición, me quité el delantal y el resto de mi ropa; no quería volver a casa cubierta de desechos.

Se apretó contra mí y atrapó su sexo entre mis nalgas mientras amasaba mis senos durante varios minutos. Luego se detuvo y, con su sexo aún entre mis nalgas, tomó una salchicha y la sumergió en un recipiente de grasa (fría y dura, les aseguro) para ungirla completamente.

No hubo tiempo para reflexionar sobre por qué ese engrase cuando directamente se echó hacia atrás y puso la punta de la salchicha contra mi ano.

Él: - ¿Ya te han sodomizado antes? Yo: - Sí, un poco.

Apenas había respondido cuando sentí esa cosa entrar en mí con suavidad. Con una mano provocaba idas y venidas con esa salchicha, con la otra acariciaba y pellizcaba mi clítoris.

Ya me habían sodomizado antes, pero ¡esta vez realmente sentí un placer intenso! ¿Por qué???

De nuevo tuve orgasmos incontrolados y los expresé sin reservas.

Cuando paró, me decepcioné y se lo dije; él me replicó que ahora quería disfrutar y me pidió que me sentara al borde del banco de trabajo. Pasó sus brazos bajo mis rodillas y levantó ligeramente mis piernas antes de introducirme su sexo hasta el fondo.

Para ser precisa, desafortunadamente en esa época no andaba con preservativos y la relación fue "no cubierta". ¡No se debe hacer!

No aguantó mucho y, después de solo unos minutos, derramó su semen en lo más profundo de mí.

Jadeó un momento y luego se retiró.

Me ayudó a bajar del banco de trabajo y luego pidió (fue casi una orden) que le limpiara el sexo con mi boca, lo cual hice. El sabor era extraño, un resto de semen con sabor a salchichón.

Luego me pidió que terminara mi jornada quedándome desnuda.

Cuando terminamos el trabajo, nos quedamos un rato charlando, mientras él no dejaba de acariciarme.

Él: - ¿Es la primera vez que tienes un compañero que usa objetos? Yo: - Este tipo de cosas, sí.

Él: - ¿Y mi edad no te molestó? Yo: - No, en absoluto.

Él: - ¿Has hecho el amor con hombres como yo antes? Yo: - Sí.

Él: - ¿Los conozco? ¿Son clientes de la tienda? Yo: - No sé si los conoce a todos, pero no son clientes.

Él: - ¡¡A todos!! ¿Te acuestas con muchos hombres de mi edad? Yo: - No, no muchos, pero el que me enseñó todo es mayor que usted.

Él: - ¿Qué edad tiene? ¿Y estás segura de que no lo conozco? ¿Es alguien de por aquí?

No iba a decirle de quién se trataba, que era alguien de mi familia. Yo: - Ahora tiene 71 años, pero no diré más, lo siento.

A diferencia de ahora, en esa época a veces volvía a ver a un amante varias veces. Con este hombre se repitió 2 veces, en su casa y sin "juguetes".

Insistió en absoluto en darme un regalo ya que no quería dinero; acepté lencería que vino a comprar conmigo y aprovechó para acariciarme en el probador.

F

Acerca de faro

Comentarios

0 comentarios

Inicia sesión para comentar

No hay comentarios aún. ¡Sé el primero en comentar!