Me usa como un consolador

Gracias a un contacto reciente con uno de sus antiguos amantes, mi pequeña cariño me dio una sorpresa. Me reveló que ha estado en contacto telefónico con él desde hace poco, aunque aún no lo ha visto en persona.

Ella sabe cuáles son sus intenciones…

La sentí muy excitada, lo cual ella me confirmó.

Me llevó hacia nuestra cama, me montó como le gusta hacer, cerró sus hermosos ojos y me susurró al oído que todos sus pensamientos en ese momento eran para él.

Me pidió que me callara y me prohibió correrme, montándome durante largo rato mientras gemía, con los ojos siempre cerrados.

¡Oh, amigos míos, qué difícil fue para mí no eyacular!

Finalmente, ella se vino violentamente, sudorosa, desplomándose sobre mí... pude lamer las gotitas que perlaban entre sus pechos y saborear su sabor salado, durante un último vaivén suave dentro de su cuerpecito.

Sabía que debía retirarme.

Cayó pesadamente de costado, exhausta, y finalmente me permitió correrme; estaba pegado a ella, con un pañuelo en las manos. Hiperexcitado, tardé solo unos segundos en venirme a mi vez.

Sé que ella volverá a verlo, y yo, dividido entre el miedo y la excitación.

Porque poco después, esa misma noche, cuando estaba acurrucado contra ella, me advirtió y anunció sus nuevas condiciones: yo no estaré presente durante sus encuentros sexuales, ese es el trato ahora; ella estará a solas con él y yo solo tendré derecho a reunirme con ella después, prometiéndome darme todos los detalles.

Pero mientras continúe viéndolo, sin querer compartirse, solo uno tendrá el privilegio de penetrarla y correrse dentro de ella. No desea sufrir dos asaltos consecutivos. Comprendí perfectamente el acuerdo.

Me abrazó mientras me lo decía suavemente, con una tímida sonrisa, esperando y deseando una respuesta positiva de mi parte.

Finalmente solté un "de acuerdo", más enamorado que nunca.