Primera vez en un estacionamiento público
Quería contarles nuestra aventura de anoche porque, como suele pasar, los mejores encuentros sexuales nacen de situaciones imprevistas.
Anoche mi querida quiso salir de fiesta, llevábamos más de un año sin ir a una discoteca. Tras cenar con unos amigos en las afueras, en mitad del campo, terminamos en una pequeña discoteca rural.
Llegamos a medianoche. Vi en su mirada que estaba de humor libertino, pero como iba acompañada nadie se acercó. Pasamos una gran velada.
Llevaba un vestido ajustado que al levantar los brazos dejaba ver su liguero y las medias. Estaba sensualísima, bailando y calentando a los hombres. Me encanta verla tan zorra. Salimos a las 3 de la madrugada y al acercarnos al coche había tres tipos bebiendo junto a su vehículo. Me miró y dijo: "No me importaría que me usaran..."
Me apoyé contra nuestro coche frente a ellos, abracé a mi mujer para besarla mientras le subía el vestido dejando su culo al aire con solo una tanga.
Al instante vi que los tipos nos miraban. Le dije: "Ponte de rodillas y chúpamela ahora". Sacó mi polla para mamármela. Uno se acercó a mirar y le pregunté: "¿Quieres que te la chupe?" "Sí", respondió. Saqué mi polla de su boca y ordené: "Chúpasela ahora". Él sacó su verga. Le pedí que llamara a sus amigos. Cuando llegaron, levanté a mi mujer y la empujé contra el capó del coche. Uno le metió la polla en el coño.
Gemía de placer. Le dije al tipo: "Correte en su boca, le encanta". Sin dudar le ordenó chuparla. Ella lo hizo y tragó su semen.
Los tres hombres se reían excitados. La insultaban mientras yo sudaba de excitación. Vació a los tres, que se marcharon al terminar. Otros hombres habían llegado a mirar. Ella me dijo: "Quiero también en mi culo, cariño".
Saqué un tubo de lubricante del coche (al estar casado con una zorra siempre llevo) y empecé a lamerle el culo y a dedearla para prepararla.
Dos tipos nos observaban excitados. Cuando estuvo lista pregunté: "¿Quién quiere meterle?" Uno avanzó, sacó su polla y le di lubricante para su pene. La penetró analmente. Gemía poco (no estaba bien dotado). Terminó en su boca y su amigo también se la metió por detrás. Allí sí gimió: le gustaban sus embestidas. Tenía una gran polla como le fascina. En eso pasó un grupo. Las mujeres comentaron: "¡Miren a esa guarra! ¡Follando en el estacionamiento sin respeto!"
Los hombres callaron pero sus miradas traicionaban las ganas de unirse. Vi a un guardia de seguridad con perro observándonos desde lejos. Temí problemas pero estaba demasiado excitado viéndola en tacones sobre el capó, vestido levantado, follada en cadena.
Al terminar el tipo vi al guardia acercarse: "Este no es sitio para esos juegos". Mi mujer, en modo zorra, se arrodilló ante él y empezó a lamerle la polla a través del pantalón. Mirándolo a los ojos dijo: "Hace tiempo que no pruebo un pene negro".
Me dio la correa del perro y sacó su polla. Ella se abalanzó sobre su verga para chuparla. Acto seguido se la metió por el culo. Era un negro altísimo, casi dos metros, ancho y con un miembro gigantesco.
Disfrutaba mucho. Por sus gritos supe que la dilataba sin piedad. Lástima que durase poco: en dos minutos se corrió en su boca. Al devolverle el perro, mi mujer ya estaba rodeada por dos magrebíes.
Tomaron la iniciativa. Uno se sentó en el capó. Mi mujer, de espaldas, ya tenía su polla en el culo mientras el otro intentaba penetrarla frontalmente. Encontraron posición para follársela doblemente. Entró en trance de placer. Al final los vació en su boca. Había más hombres mirando desde lejos. Le dije: "Mira, aún hay candidatos". Respondió: "No, ya tuve suficiente. Vámonos".
Me excitó verla tan zorra. Es increíble que tu mujer sea la depósito de semen de desconocidos.
Al llegar salté sobre ella. Dijo: "No, tuve suficiente esta noche. Estoy cansada". Repliqué enfadado y me espetó: "¡Así es ser cornudo! Esperas tras otros hombres".
Nos acostamos tensos. Una hora después seguía despierto, excitado, furioso y celoso. Tenía una erección bestial. Como dormía de lado, sin aguantar más se la metí por el culo mientras dormía (aún estaba abierta).
Emitió gemidos y dijo: "Te demoraste. Soy tu mujer sumisa, no pides permiso para follarme".
La usé tres horas seguidas: tras cada corrida empleaba un consolador y al recuperarme la follaba de nuevo.
Así fue nuestra experiencia real de anoche. Ahora sigue durmiendo, completamente agotada. La dejo descansar para usarla otra vez esta noche. Ya tengo buenas ideas.
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