Su primer amante secuela

25 de agosto de 2025
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A la mañana siguiente, al despertar, mi mujer me besó y me dio las gracias por la velada que había pasado. Para mi gran sorpresa, me hizo una felación nada más despertar. Estaba en el séptimo cielo.

Todo el día fue increíble; pasábamos el tiempo besándonos, tocándonos. Nuestras miradas rebosaban excitación; sentía que volvíamos a nuestros primeros días. Al final del día, estábamos en el supermercado y, al pasar por caja, mi amor me dejó con los niños y me dijo:

  • "¡He olvidado una cosa! ¡Nos vemos en el coche!"

Cuando regresó, la vi volver con una bolsa y le pregunté qué había olvidado. Me dijo:

  • "¡Es una sorpresa para esta noche!"

Una vez acostados los niños, David volvió para tomar una copa. Hablamos un poco sobre la velada anterior y David nos dijo:

  • "Fue genial, pero ahora ¡quiero más!"

Mi mujer me miró, me besó y me dijo:

  • "Yo también lo espero".

Yo le dije:

  • "Como tú quieras, ¡no me opongo!"

David le dijo:

  • "¿Y yo no merezco un beso?"

Le besó en la boca; él le sujetó la cabeza para darle un beso con lengua profundo. Me puse como una piedra al verlos, y ella nos dijo que fuéramos a la habitación en cinco minutos.

Me quedé con David. Terminamos nuestras cervezas y me preguntó si me molestaba que penetrara a mi mujer, porque la deseaba muchísimo. Le contesté:

  • "Puedes follártela siempre que ella diga que sí".

Pasados los cinco minutos, entramos en la habitación. Encontramos a mi mujer tumbada en la cama con unas medias con ligas negras y las piernas abiertas.

David dijo:

  • "Estás muy sexy y tu lencería es increíble".

Yo también me tumbé a su lado y le dije:

  • "¿Esto es nuevo?"

Me sonrió y contestó:

  • "Sí, es lo que compré esta tarde".

Le dije que debería ir de compras más a menudo, y sacó de debajo de la almohada una caja de condones y lubricante. Dijo:

  • "¡También compré esto!"

David le dijo:

  • "¡Eso es un masaje para mí!"

La besó y le metió un dedo directamente en el coño. Me quedé mirándolos durante dos minutos mientras se besaban y él la dedeaba; ella abría las piernas. Terminó metiéndole dos dedos. Se lamió los dedos y le dijo:

  • "¡Estás muy mojada!"

Y yo añadí:

  • "Sí, es una mujer fuente".

David y yo nos desnudamos. Mi amor le chupó la polla al instante y yo le hice un cunnilingus. Cambiamos de roles y ella nos besaba por turnos. Continuamos lamiéndole los pechos, cada uno con un pezón en la boca, mientras la dedeábamos simultáneamente: un dedo en su vagina y otro en su culo.

Hicimos más de una hora de preliminares y empezamos las penetraciones: primero de uno en uno y acabamos en doble penetración. Mi mujer corría como una loca.

David se corrió en su pecho, salpicando un poco su cara. Yo puse a mi amor de espaldas frente a mí, le lamí el pecho y la cara cubierta de semen. A mi vez, me corrí dentro de ella bien calentito. Me tumbé en la cama para que se sentara sobre mi boca y así lamerle el coño. David se puso de pie frente a ella.

Ella le lamió la polla; se puso dura de nuevo y volvió a follársela. Yo estaba sentado al borde de la cama viéndolos; ¡estaba demasiado guapa! Cuando terminamos, hicimos un tierno abrazo a tres, con mi mujer entre nosotros dos, y David se marchó.

Mi mujer quiso ducharse porque creía que olía mucho a sudor, semen y flujo vaginal. Le pedí que no se lavara porque a mí el olor me excitaba. Quise hacerle el amor otra vez, pero me dijo:

  • "¡No, ahora es demasiado!"

Como insistí, me hizo una felación y pude correrme en su boca.

Acabamos la semana con David todas las noches, pero las siguientes preferí mirar y solo lamerla al final para poder disfrutarla sola después.

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